El tiempo de la naturaleza avanza con un reloj que no es el nuestro. Sus dimensiones no son las nuestras, y mucho menos sus apuros.
El registro es sólo una manera “muy nuestra” de parar un poco ese devenir constante.
“Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera” era una película japonesa que curiosamente planteaba otro tiempo: el cíclico, el inevitable, el predestinado. El tiempo congelado en el que todo pasa…
Y… Cómo explicar este otro tiempo, el tiempo del instante, no sólo nuestro instante y el instante de la naturaleza que quizá se choquen… también el tiempo fotográfico, otro, uno nuevo.
El tiempo que tarda la cámara en captar EL TIEMPO. La conjunción de todos los tiempos en ese instante.
Sólo un pequeñísimo instante…. Pero eterno.
1 comentario:
Fantastica. Siempre quise lograr el efecto seda-agua... Muy buena. Onda National Geographic.
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